dimarts, 27 de gener del 2015

La tolerancia.

La tolerancia

Según el diccionario de la Real Academia Española de la lengua, el significado de la palabra tolerancia, que proviene del latín tolerantĭa, es el siguiente.

1. f. Acción y efecto de tolerar.
2. f. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.
3. f. Reconocimiento de inmunidad política para quienes profesan religiones distintas de la admitida oficialmente.
4. f. Diferencia consentida entre la ley o peso teórico y el que tienen las monedas.
5. f. Margen o diferencia que se consiente en la calidad o cantidad de las cosas o de las obras contratadas.
6. f. Máxima diferencia que se tolera o admite entre el valor nominal y el valor real o efectivo en las características físicas y químicas de un material, pieza o producto.

Antropológicamente, la tolerancia es:

- Aceptar y respetar las particularidades ideológicas, sociales, etc. de los demás
- En las ciencias (física, química…) la máxima diferencia aceptable entre un valor nominal y uno real.
- En religión: Aceptación desinteresada.
- En la sociedad: Libertad

Sócrates intentó abrir el camino a la tolerancia en la ciudad de Atenas, pero fue acusado de inducir a los jóvenes a la desobediencia y anarquía social por que les inducía a comportarse de forma crítica respecto a las máximas de comportamiento tradicionales.
La tolerancia personal y social no presento especial atención en las escuelas clásicas de Atenas por que carecía de interés y escasa importancia política.
En la antigüedad, la ciudad helena de Alejandría, fundada el año 331 AC, contenía una gran comunidad judía que vivía en paz con poblaciones griegas y egipcias de tamaño equivalente. Según Michael Walzer, la ciudad ofrece "un buen ejemplo de lo que podríamos considerar como la versión imperial de la multiculturalidad y tolerancia".

La razón y la reflexión, permite al hombre ser tolerante, algo de lo que difieren el resto de seres vivos (apuntes 3, pág. 14 y 17) Un animal salvaje, por ejemplo, no tolerará que otro mas débil de la manada que aún no ha comido, tome el pedazo mas grande de carne. El ser humano, por amor, por misericordia, por tolerancia, si lo permitirá. 

Desde mi punto de vista, y en una definición mas humana, o “de ir por casa” definiría tolerancia como el “soportar” aquello que no es conforme a nosotros, incluyendo en “nosotros” ideas, pensamientos, costumbres… y aceptarlos a pesar de ello. Permitir el mal sin aprobarlo. siempre que, de no hacerlo, se estime que ha de ser peor el remedio que la enfermedad. Debemos permitir un mal si el impedirlo provocará un mal mayor o impedirá un bien mas grande, aunque llevarlo a cabo no es nada fácil. Hay dos evidencias claras: que hay que ejercer la tolerancia, y que no todo puede tolerarse.
«Desde un punto de vista estrictamente filosófico, habría que sostener que por muy atractivas que sean, ninguna de estas actitudes es completamente adecuada para hablar de la tolerancia, aunque existen poderosos motivos etimológicos y semánticos, y también históricos, para afirmar que la resignación es la que más se le aproxima.» (Walzer, M.: On Toleration. Oxford University Press, Oxford 1998.)
Compaginar ambas evidencias es una tarea difícil, pero siempre debemos tener como guía y referencia a Jesucristo y pensar: ¿qué habría hecho Él?
En la sociedad contemporánea, no obstante, ha adquirido segundo significado: respeto a la diversidad y aceptación del pluralismo y diversidad.
La tolerancia, desde la moral puede ser clasificada como buena o mala dependiendo de si su proceso abre camino a valores morales positivos o por el contrario a valores morales negativos y moralmente inaceptables.
Voltaire en su “Tratado sobre la tolerancia”, decía que Dios no nos Había creado para odiarnos, sino para amarnos y respetarnos.
No olvidemos la ligadura de la tolerancia con el amor, una emoción, una aceptación del otro con su legitima verdad y la comprensión y aceptación de su derecho a ser, pensar y actuar de diferente modo.

En 1962-1965 el Concilio Vaticano II, asumió como lema, dejar el anatema y apostar por la comprensión, la condena por el diálogo. Inauguró el diálogo ecuménico con otras iglesias, presuponiendo la aceptación de la existencia de ellas. Respecto al mundo moderno se planteó una reconciliación con las esferas del trabajo, la ciencia, la técnica, las libertades y la tolerancia religiosa, lo que nos lleva de lleno al evangelio: ¿qué hubiera hecho Jesús?

El evangelio en si es una lección de tolerancia, Dios, a través de la palabra y los gestos de Jesús, se nos presenta como Dios de todos, que “hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia sobre justos e injustos” (Mt 5,45) Demostrando que Dios Padre es el Dios de todos, no solamente de los justos. Amar a los que nos aman no tiene nada de extraordinario, la tolerancia viene amando y soportando aquello que no nos gusta de los demás (Mt 5,47)
El evangelio es tolerancia cuando no hace distinción entre las personas, sean quienes sean o de donde sean:

 «Pedro comenzó entonces a hablar, diciendo:
–Ahora entiendo que verdaderamente Dios no hace diferencia entre una persona y otra. Dios acepta a quienes le reverencian y hacen lo bueno, cualquiera que sea su nación.» (Hechos 10,34-35)

Soportarnos unos a otros, con tolerancia, con paciencia:
«Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.» (Romanos 15,1-6)


Quizás uno de los mejores ejemplos de tolerancia por parte de Jesús, sea el hecho de que a sabiendas de lo que iba a hacer Judas, lo soportó y toleró siempre, es mas, lo trató como a uno mas de sus apóstoles.

Predicó la tolerancia porque defendió que la conversión debía ser un acto voluntario de cada persona, predicando, ofreciendo su doctrina y solamente dando las directrices a cumplir por los que deseaban seguirle. Quien quiso, fue en pos de Él, pero nunca obligó a nadie a seguirle.

dilluns, 19 de gener del 2015

La conversión de Pablo

La conversión de Pablo

Pablo no conoció a Jesús personalmente, algo que repite en varias cartas : Gal 1, 11- 16; 1 Cor 9, 1; 15, 8; 2 Cor 4, 6, sinó que Dios reveló a su Hijo en él para que predicase a los gentiles (Ga 1,16) Este hecho dificultó bastante a Pablo conocer a Jesús porque él siguió creyendo en el Dios con el que había crecido y en el que había sido educado, por eso cuando habla de Dios, se refiere al Dios de Abraham y a las promesas hechas a éste. (Rom 4,2-20 y Ga 3,16-21) y es desde éste Dios desde el que piensa haber conocido a Jesús: “cuando Aquél que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles...” (Gal 1, 15-16).
Por tanto, en la teología Paulina el punto de inicio cristiano no es Jesús, sino el Señor ensalzado por el Dios de la tradición de Israel. No conocemos a Dios desde Jesús, sino que conocemos a Jesús desde Dios. Por tanto, no es Jesús el que nos explica a Dios, sino que es Dios el que nos explica quién es Jesús. Por esta razón apenas hay referencias al Jesús vivo en sus cartas, sino que se centra en el hecho salvador de su muerte y resurrección. A pesar de esto, la teología de Pablo es Cristo céntrica, haciendo hincapié en la justificación por medio de la fe en Cristo.
Pablo es un personaje con una personalidad compleja, diversa y fuerte. Muy arraigado a sus costumbres y defensor extremista de las leyes judías que él considera como las únicas validas, hasta el momento en que camino de Damasco se le aparece Jesús y eso cambia por completo su visión teológica del cristianismo. Creo que a una personalidad como la de Pablo, solo podía cambiarla Dios con un hecho tan importante como la aparición de Jesús y el hecho de la ceguera, quizás a modo de “escarmiento” o como demostración de confianza para demostrarle que debía y podía confiar en Él y en los cristianos.
Según la lectura que he hecho de la carta a los Gálatas, Pablo entiende su conversión como lo mas grande que le ha podido ocurrir en su vida y se arrepiente de su actitud anterior de la que se da cuenta ahora que era equivoca (Ga 1,13) o cuanto menos, incorrecta.
Sabe que Dios le ha apartado ya desde antes de nacer para el camino que ahora se le ha abierto



Fuentes: San Pablo y los problemas de la cristología. José María Castillo. Teólogo y escritor. Profesor emérito de la Facultad de Teología. Granada.

diumenge, 11 de gener del 2015

Presentación de la imagen de Jesús




Jesús sabía lo que iba a ocurrir, ningún acontecimiento le sobrevino por sorpresa y así lo hace constar Juan en 18,4. También nos hace constar de que parte está Judas.
En 18,5, “…Jesús les dijo: Yo soy” veo a un hombre valiente, que sabiendo cual será su destino, se enfrenta a él con toda dignidad y sin temor a pesar del sufrimiento que sabía tenía que padecer y con autoridad (18,6) “…y cayeron a tierra” Fueron a arrestar a un hombre humilde e indefenso del pueblo pero encontraron un majestuoso personaje lleno de poder.

Jesús vuelve a preguntar a quien buscan y vuelve a responder “Yo soy”18,8 , “Dejad id a estos”, incluso camino de la muerte, Jesús se preocupa por sus discípulos, siente misericordia por ellos y desea salvarlos para cumplir así la profecía “de los que me diste, no perdí ninguno” (18,9)

En 18,11 veo a un Jesús consciente de su sumisión al plan del Padre. El sufrimiento viene del Padre y Dios tiene el control de todo, a Jesús solo le queda en estas últimas horas de vida, seguir el plan de Dios.
En 18,23 Juan nos recuerda la importancia del testimonio: “testifica en que está el mal” es un llamado a actuar de forma debidamente legal.
En general la imagen de Jesús en estos pasajes me muestran a un hombre sencillo pero con la autoridad de Dios a la vez y el deseo de que sea cumplido el plan de Dios para el y la humanidad, a pesar del sufrimiento que sabe va a padecer.

Los judíos decían de Jesús que era un malhechor (18,30) aunque Pilatos sabía que no había cometido mal alguno e intentó salvarlo, ya que no haya delito alguno en él (18,38)
Los judíos también dicen de él o mejor dicho: le acusan de haberse hecho a si mismo “hijo de Dios” (19,7).
También que no es “rey de los judíos” 19,15 y que su único rey es Cesar.

Anás, suegro de Caifás (aunque fue depuesto por los romanos en el año 15 D.C.  algunos aún le consideraban el sumo sacerdote),  interroga a Jesús acerca de su doctrina, de sus palabras (18,19) intentando buscar una acusación sólida de su supuesta culpabilidad, pero no puede acusarle ya que no dispone de testigos que prueben esa base de culpabilidad y no se le exigía al acusado demostrar su inocencia. Quizás Anás consideró esto como un interrogatorio preliminar y no como un juicio.






Fuente: Reina Valera de estudio 1960


Dialogo entre fe y razón.

La polémica está servida en el tema entre fe y razón, sobretodo hoy en dia, ante el conocimiento humano, los avances tecnológicos y científicos. No se puede negar que existe un notorio descenso de los valores éticos y morales. Esta pérdida de valores, seguramente a causa de un auge de las ciencias, es quizás lo que pone en peligro ese equilibrio entre fe y razón. Son evidentes los momentos de crisis por los que pasan las grandes religions, quizás por ello ahora mas que nunca hay que volver a recuperar estos valores: Creer y entender.
A diario hablo con gente que dice no creer en absoluto en Dios, quizás con estos debamos empezar con la razón para que su minúscula fe, vaya creciendo. Sea como sea, lo cierto es que debe haber un dialogo abierto y sin miedo entre fe y razón.
Dialogar es entenderse y la mejor forma de hacerlo es con fe y razón. “Dios es amor”, el amor es fe es un Dios bueno, no castigador como se creia antaño, y al amar, puedes razonar. Cuando entiendes (razonas) tu fe aumenta. 


Juan Pablo II
Para Juan Pablo II es muy importante el encuentro personal y humano con Dios, un encuentro no solo reservado a los místicos, sino que es el centro de toda vida cristiana. Llegamos a su conocimiento no de la misma forma que conocemos un objeto, sino  de la forma en la que conocemos a una persona, a través de nuestra propia entrega en la relación. Al igual que dos personas que se aman, que llegan a conocerse una a otra, viviendo incluso en su interior, pero sin perder sus identidades únicas. Llegados a este punto, me gustaría, a nivel personal, citar un poema de  Khalil Gibran, Sobre el amor y el matrimonio, de su obra El Profeta, que creo que expresa esta idea de “unidad separada” de una forma muy grafica y entendible:

(…)
Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo tenga,
porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.
Y estad juntos, pero no demasiado juntos,
porque los pilares del templo están aparte.
Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.”


Este poema, siempre me ha inspirado en el hecho de que como en el matrimonio, la fe y razón deben ir juntas, pero estar aparte. Aprender una de otra, pero saber diferenciarlas, en definitiva: convivir con armonía.
Creo que esta cita del propio Juan Pablo II apoya mi afirmación :
“Se confirma una vez más la armonía fundamental del conocimiento filosófico y el de la fe: la fe requiere que su objeto sea comprendido con la ayuda de la razón; la razón, en el culmen de su búsqueda, admite como necesario lo que la fe le presenta.”
Según Wojtyła,no es inoportuna, por tanto, mi llamada fuerte e incisiva para que la fe y la filosofía recuperen la unidad profunda que les hace capaces de ser coherentes con su naturaleza en el respeto de la recíproca autonomía. A la parresía de la fe debe corresponder la audacia de la razón.
Benedicto XVI
El Papa emérito Benedicto XVI aseguró que solo “si la razón y la fe avanzan juntas de un modo nuevo”, el hombre podrá superar los peligros que emergen de las “nuevas posibilidades abiertas a la humanidad”.
Se tendrá éxito al hacerlo solo si la razón y la fe avanzan juntas, pero de un modo nuevo, y si superamos la limitación impuesta por la razón misma a lo que es empíricamente verificable, y si una vez más generamos nuevos horizontes.
Según Joseph Ratzinger,
la teología pertenece correctamente a la universidad y está dentro del amplio diálogo de las ciencias, no solo como una disciplina histórica y ciencia humana, sino precisamente como teología, como una profundización en la racionalidad de la fe. El camino para llegar a Dios es la razón, razonemos pues para llegar a él a través de la fe.
Puedo afirmar que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI defienden la idea de que fe y razón deben caminar en armonía, a continuación hago un breve resumen del enfoque de cada uno de los autores de este curso:
Miguel de Unamuno: Razón + fe = estabilidad, conciliación. Para Unamuno, la razón humana sin fe no es posible. Debe ser una mezcla de ambas para que haya conciliación. El papel que le adjudica Unamuno a la razón sin la fe es la inestabilidad, la locura. Se acerca al equilibrio de Juan Pablo II y Benedicto XVI

San Agustín: Entre fe y conocimiento, la prioridad es la fe, aunque una fe sin razón no puede llegar a madurar del todo. Aunque la prioridad sea la fe, estaba unida a la racionalidad, evitando caer en el fideísmo que no piensa, ni en el racionalismo que no cree. Aquí también identifico un equilibrio al estilo de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI

Pablo de Tarso: Admite la posibilidad de que la razón humana pueda conocer la providencia de Dios, pero afirma, que ésta posee poco valor, si se la compara con la plenitud de conocimiento proveniente de la revelación. Con ello muestra la superioridad de la fe frente a la razón.

Juan: La palabra es el centro.

Justino:
En la reflexión antropológica Justino integra la filosofía de su tiempo con la nueva fe asumida. Justino, no tiene como centro una mera descripción ontológica, sino más bien la inserción del hombre en la economía de la salvación. De esta manera asume los aportes del platonismo, aunque rechazando aquello que suponga una antropología dualista: la semejanza al Logos del hombre integro será́ el hilo conductor de toda su antropología.

Tertuliano: Tertuliano rechaza a los filósofos paganos, Sin embargo, esto no implica que Tertuliano no utilizara argumentos de la filosofía para su exégesis y refutación. Tampoco niega que la filosofía alcance verdades, aunque sin reconocerles gran mérito.

San Agustín: humanismo profundamente arraigado en el trato con Dios: "Ora como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti”. Pero su fe estaba unida a la racionalidad, evitando caer en el fideísmo que no piensa, ni en el racionalismo que no cree. Fe y razón es el tema determinante de la biografía de San Agustín.

Dionisio el areopagita:
Dionisio tiene también una preocupación por el razonamiento de la fe, pero está menos interesado que San Agustín en la teología y la eclesialidad, subrayando más la filosofía y la razón que se afirman en la fe.

San Anselmo: De formación Agustiniana, le acercará a su intuición filosófica más característica: la búsqueda del entendimiento racional de aquello que, por la fe, ha sido revelado.

Santo Tomas De Aquino: Reconoce la particularidad y la independencia de esos dos campos, por lo que cada una de ellas tendrá su objeto y método propio de conocimiento. La filosofía se ocupará del conocimiento de las verdades naturales, que pueden ser alcanzadas por la luz natural de la razón; y la teología se ocupará del conocimiento de las verdades reveladas, de las verdades que sólo puede ser conocidas mediante la luz de la revelación divina. Seguramente el equilibrio mas perfecto entre fe y razón

Blaise Pascal:
Pascal confía en la razón correctamente dirigida, una razón que sabe donde buscar y que conoce su lugar. Lo que intenta resaltar en los Pensamientos es la necesidad de conocer ciertos limites, tanto por humildad como para ser capaces de avanzar desde el conocimiento racional hacia el conocimiento por la fe.

René Descartes: Fe y razón se unen de tal modo que los principios de la fe son demostrados por la razón
Se tiende a considerar a Descartes, con su filosofía racionalista, como el iniciador de la filosofía moderna.

Søren Kierkegaard: La obra de Kierkegaard es está al servicio del cristianismo, para averiguar su nucleridad y la implicación en la vida práctica.  A su juicio la fe “es la única fuerza capaz de vencer al porvenir”, Hablar de fe es hablar de espera, y a esta última la acompaña la noción de porvenir. La fe es el estadio mas elevado de la realidad, siendo razón y fe incomunicables.
Friedrich Schleiermacher: Fe y razón son autónomas. La religión surge directamente del sentimiento de lo infinito. Es considerado un precursor de la fenomenología de la religión. Negó que fuera posible conocer a Dios por medio de la razón. El lugar para conocer a Dios era la ética y la moral.
Karl Barth: Para Bart no es posible recurrir a la analogía del ser, siendo solo posible la fe. Solo ésta y a través de la biblia, se puede hablar y nombrar a Dios.

Paul Tillich: Graduado en filosofía y teología, propuso una “teología de la cultura” en la cual, mediante el método de correlación, se pueda establecer un puente desde el mensaje cristiano y “la situación” “la revelación final no destruye la razón; es la plenitud de la razón. Libera a la razón del conflicto entre la heteronomía y la autonomía ofreciendo la base de una nueva teonomía, y libera a la razón del conflicto entre el absolutismo y el relativismo...”
Siempre he sido un “fan” de Juan Pablo II, y ciertamente coincido plenamente con la forma de enfoque de fe y razón que comparte junto al Papa emérito Benedicto XVI. Mi opinion es que debe haber un equilibrio entre ambas. Debe existir una fe, que instruída por la razón aumentará. Creo plenamente en el concepto “si creeis entenderéis. Pore so creo que debe haber un tanto de fe, para entender.



Fuentes:
-Khalil Gibran, El profeta, el matrimonio
-Encíclica de Juan Pablo II sobre las Relaciones entre Fe y Razón.
14 de Septiembre de 1998
-http://www.aciprensa.com
-Viviana Laura Félix  La relación entre razón y revelación en la antropología de Justino mártir “Pontificia Universidad católica argentina
-http://www.mercaba.org
-http://es.wikipedia.org
-El papel de la razón en el conocimiento de dios en pascal y Kierkegaard, por María Inés Bayas, licenciada en Filosofía.
-Biblioteca
Kierkegaard, Argentina http://www.sorenkierkegaard.com.ar
Alberto Fernando Roldán. Director de posgrado en la Facultad Internacional de Educación Teológica. B.A.

La muerte según el Antiguo Testamento y diferencias con la cultura griega del momento.


La palabra antropología, proviene de la raíz griega “antrhopo” que significa “hombre” y la terminación “logía” que significa “ciencia” Por lo tanto, la antropología estudia el hombre y sus obras.
En la antropología griega, hay una búsqueda incesante sobre el cosmos que llevó a los pensadores a descubrirse como parte de éste y de este modo empezaron a preguntarse por si mismos para comprender y dar sentido al  mundo.  Los personajes mas influyentes fueron Sócrates, Platón y Aristóteles, entre otros.
Las diferencias entre ellos mismos son susceptibles, pero algunas, se agudizan mucho mas al compararlas con la antropología del Antiguo Testamento. También existen similitudes, como veremos a continuación.

La primera discrepancia la encontramos en la creación del hombre; el ser humano ha sido creado por Yahvé (Gn 2,7), en cambio, según la antropología griega existen varios mitos relacionados con la creación del hombre en la Antigua Grecia, el mito Pelasgo -el primer hombre-, el mito sobre las cinco edades o razas del hombre, el mito de Deucalión y Pirra y el mito del Titán Prometeo, amigo de los hombres, para quienes robó el fuego a los dioses; “Cuanto el joven, del alto éter, diversas tierras y gérmenes del afín cielo abrigó en sí, lo mezcló Prometeo con corriente y agua y lo formó a imagen del dios todopoderoso”
Según el Antiguo Testamento, el hombre es un ser social, solidario, frágil y caduco, algo que nunca se dice de Yahvé, que es eterno. El hombre ha sido creado por Dios, Yahvé, en cambio, Dios ha existido desde siempre. 

El término castellano “alma” proviene del término latino anima, el cual, a su vez, deriva del griego ánemos, viento. En el mundo griego, como en muchas culturas primitivas, se entendía el alma fundamentalmente como el principio de vida de todo ser viviente. Este hálito, soplo o principio de vida se encuentra en todos los seres vivos (incluidos plantas y animales) y desaparece cuando el cuerpo muere. En la antropología del antiguo testamento El “alma” es una cosa precaria como se ve en Proverbios 1:19: “Quita la vida (nephesh) de sus poseedores”. 1 Reyes 1:12, Lamentaciones 2:19, Jonás 1:14; 1 Samuel 22:23, Ester 7:3, nephesh, traducida “vida”. Puede ser matada en ambos, hombre y animal. Levíticos 24:17,18 Algo parecido a lo que ocurre con la antropología griega. La gran diferencia aparece en el Nuevo testamento donde el alma vuelve a Dios: Eclesiastés 12:7: “Después de eso el polvo volverá a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio.”
La concepción del alma como algo distinto del cuerpo, inmaterial e inmortal empieza a tener importancia con el orfismo, Platón y más tarde con el cristianismo, pero no se encuentra en el mundo griego antiguo. Por ejemplo, en Homero no está clara la idea de la inmortalidad, y mucho menos el carácter inmaterial del alma: Homero utiliza fundamentalmente las palabras psyché y thymós para referirse al alma. Thymós es el alma entendida como fuerza vital, como aquello que vivifica el cuerpo, pero que desaparece tras la muerte de éste. Lo único que parece sobrevivir a la destrucción del cuerpo es la psyché entendida como sombra, imagen, espíritu o fantasma de la persona que tras la muerte del cuerpo habita en el mundo de las sombras, el Hades. Cuando Ulises en sueños baja al Hades y se encuentra con la psyché de sus amigos muertos en Troya, los ve tristes, apagados, sin apenas actividad, y eso porque les falta la thymós o fuerza vital.
En el Fedón, diálogo en el que se relata la conversación que tuvo Sócrates con sus amigos el último día de su vida, se discute preferentemente el tema de la inmortalidad del alma. . El tema es complejo, aunque la unidad del diálogo salte a la vista. Al principio Sócrates afirma dos cosas: a) que estamos en la vida colocados en un lugar por voluntad de los dioses y b) que el filósofo debe aspirar a abandonar, esta vida. Como esas dos afirmaciones le parecen contradictorias a Cebes, (el principal interlocutor en el diálogo, junto con Simmias), Sócrates comienza a demostrar que el verdadero filósofo debe afrontar la muerte con valentía y que puede esperar una vida feliz en el otro mundo.
¿Cuál es el destino del alma? Si el alma es inmortal ¿Adónde va después de la muerte del hombre? Platón trata el tema en varios de sus diálogos: en el Gorgias y en el Fedón, en sendos mitos del juicio final; y en la República en el conocido mito de Er. En todos ellos encontramos una dimensión moral, según la cual se merece una recompensa o un castigo por la vida que se ha llevado en la tierra. Ello plantea el problema de determinar si la inmortalidad del alma es meramente sustancial o es personal, y si subsisten todas las parte del alma o solamente la racional. Ateniéndose a los planteamientos morales, expuestos en los mitos del juicio final anteriormente citados, el hecho de reconocer la necesidad de una recompensa o de un castigo por la vida llevada sobre la tierra ha llevado a algunos estudiosos a afirmar que Platón concibe algún tipo de subsistencia de la identidad personal. No obstante, si tenemos en cuenta que las partes inferiores del alma sólo tienen sentido en conjunción con la vida corporal, todo parece indicar que Platón concibe la inmortalidad solamente de la parte intelectual o racional del alma; al menos eso es lo que podemos deducir de los planteamientos metafísicos de Platón; en el Timeo, efectivamente, denomina a esta parte "la parte inmortal", y a las otras dos partes, "las partes mortales"; por lo demás, las funciones irascible y concupiscible requieren un cuerpo para poder ejecutarse, y sólo tienen sentido en su interacción con él. El destino de la parte inmortal del alma -la racional- sería, pues, la reintegración en el alma del mundo.

Diferencias de la muerte

La muerte para los griegos era muy importante. Negar sepultura a un cadáver era condenar a vagar el alma y por crear un peligro a los vivos.  También era muy importante que fuera enterrado o incinerado en su patria.
Una vez  fallecido,  solo se encargaba su más allegada familia, que preparaban y amortajaban al finado sometiéndolo a un baño de agua y otro de aceite aromático. Se envolvía al difunto en un sudario dejando el rostro al descubierto y se le ponía algunas alhajas. Lo más significativo y lo que ha pasado a la historia como leyenda tradicional es la moneda que ponían en la boca del fallecido. Este óbolo era de poco valor económico, pero de mucho valor simbólico. La moneda serviría para pagar a Caronte, que según la mitología griega era el barquero que transportaría el alma del difunto hasta su destino final, el Hades.
Al día siguiente se exponía en el domicilio para velarlo. Este ritual recibía el nombre de prothesis. Los pies del difunto señalaran a la puerta y la cabeza se cubriera con flores. Se avisaba de que se había producido el óbito con un vaso de agua en la puerta de la casa, que se traía de otra parte ya que el agua del domicilio se consideraba “contaminada”. Al lado del vaso se colocaba una rama de ciprés. Al salir de velar al muerto se rociaba al visitante con un poco de agua para purificarlo. Las visitas femeninas estaban sólo reservadas para las más allegadas y debían de lamentarse, cantando para expresar la pena por el deceso golpeándose el pecho y se desgarrándose las mejillas. Lloraban,  lamentaban y oraban por el muerto. En algunas casas con recursos se contrataba incluso a plañideras que exageraban sus lamentaciones.


En el Antiguo Testamento, el tema de la muerte tiene algunas diferencias respecto a la mitología griega.
Todo ser humano pasa por la experiencia de la muerte. La Biblia mira a la muerte cara a cara, sin intentar ocultarla o ignorarla: Gén 49 Gén 50,1 2 Sam 19,1 2Re 20,2 ss.

Para el Antiguo Testamento, la muerte no es la desaparición total del difunto. Ellos pensaban que mientras el cuerpo se deposita en la fosa, algo de él queda todavía, como una sombra. Los muertos estarían en una especie de lugar (el sheol), como un agujero abierto, un pozo profundo, un lugar de silencio: Salm 115, 17, de perdición, de tinieblas, de olvido: Salm 88,12s - Job 17,13. Allí todos los muertos reunidos participan de una misma suerte miserable: Job 3,13-19 - Is 14,9 ss. Son entregados al polvo: Job 17,16 - Salm 22,16 - Salm 30,10 y a los gusanos: Is 14,11 - Job 17,14

En esta idea que ellos tienen de los muertos incluso Dios se olvida de los difuntos: Salm 88,6.

Una vez que alguien pasa las puertas del sheol (se muere) no hay retorno posible: Job 38,17 - Sab 16,13 - Job 10,21 ss.
Según el A.T. había una gran aflicción ante la muerte, con sufrimiento pero sin dolor ni espectacularidad, como lo hacían los griegos. La muerte es el fin. Se acepta con resignación y sobriedad, dado que se concibe la vida como un don limitado dado por Yahvé.

El Sheol, era el lugar donde estaban los muertos, los infiernos. Se traduce también por la palabra griega Hades. En la época del Antiguo Testamento, la palabra “infierno” no significa lo mismo que para nosotros hoy en dia. Para ellos los infiernos era la morada de los muertos; donde estaban los que habían muerto.


Al principio, creían que todos los muertos iban a los infiernos (al lugar de los muertos) al que ellos llamaban de distintas formas: sheol, hades, abismo, tártaro, las profundidades de la tierra. Los muertos están allí sin relación con Dios.


La muerte aparece por el pecado de Adán, nuestro primer padre: Gen 2,17 y 3,19. Porque Dios no hizo la muerte: Sab 1,13. Dios creó al hombre para la felicidad, pero la muerte entró en el mundo por envidia del diablo: Sab 2,23ss.

El mal es para el ser humano el camino de la muerte. Quien sigue al mal camina hacia la muerte: Prov 11,19.

Los hombres culpables de los pecados más graves deben ser castigados a muerte: Lev 20,8-21; Lev 24,14-23.

Entonces, ¿Por qué si la muerte es la causa del que obra mal, por qué mueren entonces los que son buenos?

Ellos pensaban que los pecados de los padres tenía consecuencia en los hijos: 2 Sa12,14 - Ex 20,5. Pero también que cada uno debe de pagar por si mismo: Ez 18


Aparentemente, Dios hace perecer igualmente al justo y al culpable: Job 9, 22 - Ecl7,15 - Sal 49,11. Al llegar a este punto en la reflexión sobre la muerte las personas del AT se encuentran con un gran enigma que necesita una solución. Si la muerte existía como consecuencia de los pecados.



¿Por qué morían también las personas que eran buenas, las que no habían cometido pecados…?

En aquella época empiezan a plantearse la respuesta a esta pregunta y van haciendo evolucionar la idea que tenían de la muerte.

Las claves de esta respuesta son:


1.- Dios tiene capacidad de salvar a los seres humanos de la muerte:
El hombre hace un llamamiento a Dios ante el tema de la muerte: Sal 6,5 - 13,4 - 116,3.
Si la persona es justa puede estar convencida que Dios no le abandonará a la muerte: Sal 16,10.
La persona justa será rescatada de las garras del sheol: Sal 49,16.
Hay un convencimiento, una fe, que Dios no abandonará al justo ni siquiera ante la muerte.


2.- Dios libera de la muerte:
Pero con unas condiciones estrictas. El pecador muere por su pecado; pero Dios no se complace con su muerte: prefiere que se convierta y que viva: Ez 18,33 33,11.
Si cae enfermo en peligro de muerte es para corregirlo; una vez que se haya convertido de su pecado, lo librará Dios de la fosa de la muerte: Job 33,19-30.
De ahí que los profetas predican una y otra vez la conversión para salvar su alma de la muerte: Ez 3,18-21 Sant 5,20.
Sólo Dios libera al hombre de la muerte, pero con la cooperación del mismo hombre.


3.- ¿Hasta dónde llega el poder de la salvación de la muerte que Dios tiene?
Ellos son conscientes que Dios libera de la muerte y que, al final de los tiempos, Dios nos librará definitivamente de la muerte y de su dominio: Is 25,8
Según una teología posterior del AT afirman que para participar en el reinado definitivo al final de los tiempos, resucitarán para la vida eterna, a la vez que otros permanecerán en el eterno horror del sheol: Dn 12,2 e Is 26,19.

Es en este momento cuando los infiernos pasan a convertirse tal y como lo entendemos hoy: no es el lugar de los muertos sino el lugar donde permanecerán los condenados por su comportamiento.
Los salmos hablan de que Dios les libraría del sheol: Sal 16,10.
Un texto muy importante de la época en que aparece esta idea: 2Mac 7,9.14.23.33.
La oración por los difuntos aparece en: 2Mac 12,43ss. Ahora ya la vida eterna cuenta más que la vida presente.
Los justos no mueren estérilmente. Por la muerte del justo por excelencia, Jesús, se realiza el designio de Dios: Is 53, 8-12.


En resumen, en el Antiguo Testamento…
1. Cuando alguien moría el cuerpo iba a la fosa, pero algo (algo así como una sombra, el alma) iba al lugar de los muertos: al sheol.

2. La muerte era consecuencia del pecado que a su vez se transmitía de padres a hijos. Como nuestros primeros padres (Adán y Eva) pecaron, nosotros heredamos también la muerte por su pecado.
3. Ellos tenían claro que morían como consecuencia del pecado, de la maldad que habita en el ser humano, pero entran en un gran interrogante: ¿Por qué entonces mueren los que son justos y no cometen pecados?
Su conclusión es que el justo, aunque muera, Dios no le abandona, mientras que al malo cuando muere permanecerá para siempre en la oscuridad del sheol.

4. Si el pecador se convierte en vida se salvará después de la muerte física. Dios no quiere que nadie se condene sino que todo el mundo se convierta y se salve.

Para los griegos,
1.- El alma vaga si no se le da sepultura.

2.- Todo mortal va al hades, independientemente de sus pecados. La filosofía griega posterior introdujo la idea de que los mortales eran juzgados tras su muerte y se los recompensaba o maldecía.